martes, 28 de diciembre de 2010

Primer y último día de clases en Lyon

Diciembre… mes de fiestas y de ponerse las pilas para estudiar antes de las vacaciones. Haré ambas cosas, así que durante este mes no les escribiré sobre cómo “estudiar en Francia y sobrevivir en el intento”, sino de cómo yo sobreviví en el intento durante mis primeros quince días en este país de quesos, vinos y malos olores.

De hecho, tengo otro blog, medio abandonado, de donde estoy jalando estas historias y que lo crée como un ejercicio de memoria (pues la mía es muy mala) para los años venideros.

Llegué a Lyon a estudiar pero estoy en Paris. ¿Qué pasó? ¿Por qué sufrí tanto al llegar? ¿Qué problemas tuve? ¿Qué experiencias graciosas pasé? Esto y mucho más durante diciembre. No cambie de canal y sobretodo ¡no lo leas!

***

Este martes comencé por fin mis clases en la universidad de Lyon. Las esperaba con ansias pues, obviamente, para eso vine. Dentro de los cursos que hay que llevar hay varios que son obligatorios y hay otros que hay que elegir entre una lista por bloques. Lamentablemente, la secretaría del master ha armado los horarios de una forma tan poco práctica que hay muchos cursos que se cruzan. Entonces si eliges uno ya no puedes optar por otro.

Estas primeras tres semanas sirven para elegir qué cursos llevar. Eso significa que puedes pasearte por todas las clases y luego finalmente elegir al cabo de la tercera semana. Así que para este primer día elegí 2 cursos. Uno que en realidad no quería llevar pero por estas cuestiones del cruce de horarios no me quedaba otra. El otro curso sí pintaba mostro.

Dado que era mi primer día de clases, tomé las precauciones necesarias para llegar temprano. En realidad, salí con las justas del departamento de los músicos y me equivoqué en el metro a tomar (lo tomé en la dirección contraria). Eso me atrasó exactamente los 15 minutos que llegué tarde a la clase. Qué roche. Felizmente, el profe no me hizo problema alguno. Pero como era una clase donde hay que usar computadora, me quedé sin sitio así que tuve que compartir sitio con una chica.

(Como ya les mostré la universidad, toca mostrarles los baños)

Al final de la clase me quedé conversando un rato con esta chica con la que compartí la computadora más otra chica más por ahí. La primera es de Marsella y tiene un acento un poco raro. Así hablan ahí. La escuchaba atentamente hasta que me di cuenta que su acento tiene un aire al acento de la selva peruana pero mucho menos pronunciado. El hijo menor de Lady D (este colorado que se queda en el depa de los músicos) me dijo que había tenido suerte de escuchar ese acento pues es el más bonito ya que parece como si estuvieran cantando. Chúpate esa!

Luego de un hueco de 2 horas, ya tocaba el otro curso. Este sí que era más complicado y lo dicta un flaco hablador y acelerado. Fue todo un tema encontrar el salón pero por fin lo hice y esta vez sí llegue temprano. A este pata le entendí casi todo y eso me puso muy contento pues mi oído anda muy bien entonces. En un momento de la clase hasta llegué a intervenir para lanzar una idea de investigación (bueno, o hablabas o te hacía hablar el profe). Oh la la. Imagino que todos se habrán dado cuenta que no era francés. Eso es algo bacán pues creo ser casi el único no francoparlante del master y me da un aire exótico (¡!).

Salí de clase contento por los avances logrados (uy, sí, como si hubieran sido muchos). Me conecté a internet para continuar con la pesada búsqueda del apartamento hasta que llegó el correo que cambió mi vida…

(esta historia continuará)

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